Los Bienes Públicos son aquellos que tienen las características de ser no exclusivos y no
rivales en el consumo. La no exclusividad se refiere a que no se puede impedir a otros que
consuman el bien por lo que puede realizarse de manera conjunta, mientras que la rivalidad
está referida a que el consumo realizado por un individuo no afecta o disminuye las
posibilidades de consumo de los demás.
Uno de los bienes de este tipo es la calidad ambiental. En efecto tal como señala Field “si el
aire de una ciudad se limpia para una persona, se limpia automáticamente para todos sus
habitantes.”1
Sin embargo el efecto negativo es devastador. Tal como señala Hardin2, la teoría de la Tragedia
de los Comunes en cuestiones ambientales viene dada por el erróneo razonamiento que tienen
los “comunes” al maximizar sus beneficios individualmente, a través de la disminución de los
costos de la prevención o tratamiento de la contaminación, frente a los costos sociales que
dichas conductas conllevan y que a la larga puede llevar a la destrucción de todos.
Más aún, la propia dispersión en la titularidad de los derechos deriva en la complejidad para
lograr tomar medidas adecuadas para salvaguardar los intereses colectivos tales como la
protección del ambiente.
Por dicha razón, el presente volumen busca entregar al ciudadano común un marco de acción
respecto de a sus derechos y obligaciones en materia ambiental, reconociendo su rol como
actor primordial en la gestión ambiental de su localidad, región y a nivel nacional; a través de
las herramientas que el Estado ha puesto a disposición de la colectividad con la finalidad de
tener acceso a una justicia ambiental.
En este marco toman especial relevancia la participación ciudadana y de las organizaciones
públicas y privadas en la gestión ambiental, correspondiéndole al Estado fomentar la
educación, conciencia, cultura ambiental y la participación ciudadana en las decisiones
ambientales, así como el acceso a la información ambiental y a la justicia ambiental.
La metodología participativa es un proceso de trabajo, sea este de organización, capacitación,
investigación o evaluación, que involucra a los participantes como actores, autogestores y
transformadores de su propia realidad. Esta metodología busca lograr que las personas
participen y logren crear un proceso de intervención de cada uno de los factores que se
pretende identificar, partiendo de la experiencia de los participantes.
En ese sentido, se requiere el fortalecimiento de capacidades en gestión ambiental a través del
involucramiento y toma de conciencia de la población y autoridades competentes en los temas
de desarrollo y en la conservación del ambiente y los recursos naturales; lo que constituye un
eje sobre el cual se debe seguir trabajando a fin de lograr un cambio de actitudes de la
población, no solo para cuidar el ambiente sino tambien como agentes fiscalizadores de los
compromisos y obligaciones ambientales no solo de las empresa sino también del propio
Estado.