Existe DESARROLLO SOSTENIBLE cuando se satisfacen las necesidades de la población actual sin
comprometer las posibilidades de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades.
Dentro de esta perspectiva se cruzan dos factores fundamentales, por un lado se encuentra la lucha
contra la pobreza en clara alusión al desarrollo económico; mientras que en el otro extremo radica la
conservación del medio ambiente referida a la sostenibilidad de las actividades.
La Consitución Política del Perú así como los tratados y compromisos internacionales asumidos por el
Estado Peruano apuntan a que las políticas públicas deben contemplar la perspectiva del Desarrollo
Sostenible; es decir, siendo la persona humana el fin supremo de la sociedad y del Estado, las
actuaciones del Estado deben estar direccionadas a que sus ciudadanos gocen de un nivel de vida
óptimo y adecuado para su desarrollo personal, no sólo en tanto al acceso a bienes económicos, sino
también respecto a gozar de un entorno saludable para su crecimiento.
El Perú es un país en vías de desarrollo; por tanto existen grandes brechas entre sus habitantes e
inequidades en la distribución de la riqueza así como en el acceso a los servicios básicos requeridos por
sus habitantes. Por otro lado, en el informe “El cambio climático no tiene fronteras: Impacto del cambio
climático en la Comunidad Andina”1 se estima que la pérdida de biodiversidad de los países en la Región
de los Andes Sudamericanos ascenderían a US$ 30 millones por año, lo que implica un 4,5% del PBI en
dichos países. Recuérdese que los cuatro países que forman parte de la Comunidad Andina, Bolivia,
Colombia, Ecuador y Perú, forman parte del Grupo de Países Megadiversos Afines; es decir de los 19
países con mayor índice de biodiversidad a nivel mundial.
Las pérdidas económicas derivadas del deterioro en la calidad ambiental no son evidenciadas por la
mayor parte de los agentes del mercado, quienes en sus análisis económicos no valorizan los servicios
que nos proporciona el ambiente para la viabilidad de la propia industria, tales como la capacidad de
absorción de los subproductos o residuos generados en la producción (emisiones, efluentes, etc.); la
proporción de materias primas y el propio albergue de la vida humana y de sus actividades económicas2.
Las modificaciones antrópicas que han sufrido los sistemas ecológicos nos lleva a preguntarnos cuanto
tiempo más podrá el entorno sostener el ritmo de crecimiento demográfico3. Tal como señala Kolstad, “el
tamaño de la población mundial y el alto nivel de vida de algunos sectores de la misma son los
causantes de las presiones que sufre el medio ambiente, pues una economía más grande genera más
contaminación, y con los demás factores sucede los mismo; normalmente los ciudadanos más ricos
exigen mayores niveles de calidad ambiental, y conforme el mundo se va poblando y va adquiriendo más
riqueza, las presiones aumentan”4.
Dado que el mercado no es por